NATIONAL COMMITTEE TO FREE THE CUBAN FIVE
Comité Nacional por la Libertad de los Cinco Cubanos

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The Untold Story of the Cuban Five

A Very Important Liar

by Ricardo Alarcón de Quesada
Oct. 20, 2009
Reprinted from CounterPunch

Luis Posada Carriles is a real VIP enjoying unique courtesies and privileges not offered to other dignitaries and celebrities. But he is also a self-confessed and duly certified international terrorist.

  • Posada began his long carrier with the early actions against the Cuban Revolution, including the Bay of Pigs fiasco and several years as the CIA man in Venezuelan political police where he became a leader of some conspicuous torturers;
  • Posada was sought by Interpol, since he escaped from a Venezuelan prison in 1985 – Hugo Chávez was still an unknown young man – while on trial for masterminding the first destruction ever of a civilian airplane in midair and the murder in cold blood of 73 human beings;
  • Posada emerged immediately in Central America as a key figure in the Iran-Contra scam, being mentioned several times during the US Senate investigation and in Oliver North’s notebook;
  • Posada published his autobiography – a Miami bestseller - and has appeared many times in the local and US media;
  • Posada twice landed on the front page of The New York Times, in consecutive issues, describing his responsibility in the bombing campaign in Cuba in the 1990s;
  • Posada was found guilty by a Panamanian tribunal of crimes associated with a plot to bomb the University in order to kill Fidel Castro and hundreds of students and professors; being illegally pardon by the President of Panama, on the eve of her last day in office and after receiving special emissaries sent in a hurry by George W. Bush;
  • Posada again went into “hiding” somewhere in Central America, but maintained constant communication with his pals in the Cuban American National Foundation and other terrorist groups and collected money from frequent well publicized fundraisings.

Yes, it's been a long career of infamy, always on behalf of US goals and interests as proudly proclaimed by his Miami lawyer.

If we are to believe his words all through that period Posada has visited the US several times, although unnoticed. One day he decided to settle there for good. After all, his family has been residing in Miami for decades.

And then he went back home.

Posada Carriles entered Florida in March 2005, clandestinely, without a US visa, like millions of Latinos try to do unsuccessfully time and again. But he was not arrested, much less deported. The story of how he did it in the Santrina boat with the help of his US based terrorist network was described in a Yucatan newspaper, “Por Esto”, in a story widely disseminated through the continent. Everybody knew it except the Bush Administration, which insisted for two months that they knew nothing about his whereabouts--until, that is, Posada convened a press conference in May to announce his willingness to continue waging from Miami his total warfare against the Cuban Revolution.

Having no other option, the Bush Administration detained Posada and took him to the immigration facility in El Paso, where they had prepared for him VIP quarters, completely separated from the general population, with special food and amenities of every sort, even the possibilities to meet friends and journalists. Posada’s only grumble: the US protocol failed to provide him Cuban guava pastries.

According to official papers submitted by the US Government to migratory Courts, Washington deployed strenuous diplomatic efforts trying to convince other countries to grant shelter and protection to Posada. American diplomats approached governments in Central and South America and even in Europe asking them to receive the notorious VIP. Without exception the answer always was: No thanks.

Ironically Washington has yet to answer the diplomatic note presented by Venezuela on June 15, 2005 for his detention and subsequent extradition to Caracas in accordance with the Extradition Treaty existing between both countries.

The Bush Administration, and so far his successor, choose to accuse him of being a liar and entered in a deliberately confused litigation with Mr. Posada for allegedly not being truthful with immigration officials about how he entered the country. As a result, an administrative Court sent Posada home to keep comfortable, arguing for his formal admission by authorities who have shown such unparalleled patience and understanding.

How many undocumented poor Latinos have had that opportunity? How many of them have, in the meantime, been freed and allowed to walk away unmolested and do whatever they want to?

Posada doesn’t complain anymore. He is a free man in Miami eating plenty of guava pastries.

Ricardo Alarcón de Quesada is president of the Cuban National Assembly.

Previous articles in the series:

     

La Historia no contada de los Cinco

La Importancia de ser un Mentiroso

por Ricardo Alarcón de Quesada
20 de octubre de 2009
Reprinted from antiterroristas.cu

Luis Posada Carriles es un genuino VIP* que disfruta cortesías y privilegios únicos que no se brindan a dignatarios y celebridades. Pero también es un terrorista internacional confeso y debidamente certificado.

  • Posada comenzó su larga carrera con tempranas acciones contra la Revolución Cubana, incluyendo el fiasco de Bahía de Cochinos y fue durante varios años el hombre de la CIA en la policía política de Venezuela donde se convirtió en líder de algunos bien conocidos torturadores;
  • Era buscado por la Interpol desde que escapó de una cárcel venezolana en 1985 – Hugo Chávez era todavía un joven desconocido – mientras lo juzgaban por planear y organizar la primera destrucción de un avión civil en pleno vuelo y el asesinato a sangre fría de 73 seres humanos;
  • Apareció inmediatamente en Centroamérica como figura principal en el escándalo Irán-Contra, siendo mencionado varias veces durante la investigación del Senado de Estados Unidos y en el diario de Oliver North;
  • Publicó su autobiografía – un bestseller en Miami – y ha comparecido muchas veces en los medios locales y norteamericanos;
  • Dos veces aterrizó en la primera plana del New York Times, en números consecutivos, describiendo su responsabilidad en la campaña de atentados con bombas en Cuba en los años 90;
  • Encontrado culpable por un tribunal panameño de crímenes asociados con un intento de atentado con bombas en la Universidad con el objetivo de asesinar a Fidel Castro y a cientos de estudiantes y profesores, fue perdonado ilegalmente por la Presidenta de Panamá, la víspera de su último día en el puesto y después de haber recibido emisarios especiales enviados a la carrera por George W. Bush;
  • De nuevo volvió a “esconderse” en algún lugar de Centroamérica, pero mantuvo constante comunicación con sus socios en la Fundación Nacional Cubano-Americana y otros grupos terroristas y recaudó dinero en frecuentes y bien publicitados eventos con esos fines.

Sí, ha sido una larga carrera de infamia, siempre a nombre de los intereses y objetivos de Estados Unidos, como proclamó orgullosamente su abogado de Miami.

Si vamos a creer en sus palabras, durante todo ese período Posada visitó Estados Unidos en varias ocasiones, aunque pasando inadvertido. Un día decidió establecerse allí para siempre. Después de todo, su familia ha estado residiendo en Miami por décadas.

Y entonces regresó a casa.

Posada Carriles entró a la Florida en marzo de 2005, de forma clandestina, sin visa norteamericana, como millones de latinos tratan de hacer infructuosamente una y otra vez. Pero no fue arrestado, y mucho menos deportado. La historia de cómo lo hizo, en el barco Santrina con la ayuda de su red terrorista radicada en Estados Unidos, fue descrita en el periódico “Por Esto” de Yucatán, en una crónica ampliamente difundida por todo el continente. Todo el mundo sabía esto, excepto la Administración Bush, que insistió durante dos meses en que no sabía nada de su paradero, hasta que Posada convocó a una conferencia de prensa en mayo para anunciar su disposición de continuar haciendo desde Miami su guerra total contra la Revolución Cubana.

No teniendo otra opción, la Administración Bush detuvo a Posada y lo llevó a un centro de inmigración en El Paso, donde prepararon para él un área VIP, completamente separada de la población general, con comida especial y servicios de cualquier tipo, incluso con posibilidades de reunirse con amigos y periodistas. La única queja de Posada: el protocolo norteamericano no pudo proporcionarle pastelitos de guayaba cubanos.

De acuerdo con documentos oficiales presentados por el Gobierno de Estados Unidos a los tribunales de inmigración, Washington desplegó arduos esfuerzos diplomáticos tratando de convencer a otros países a que le dieran amparo y protección a Posada. Los diplomáticos norteamericanos se acercaron a gobiernos en América Central y América del Sur, e incluso en Europa, pidiéndoles que recibieran al tan famoso VIP. Sin excepción la respuesta siempre fue: No, gracias.

Irónicamente Washington tiene todavía que responder a la nota diplomática presentada por Venezuela el 15 de junio de 2005 para su detención y subsiguiente extradición a Caracas conforme al Tratado de Extradición existente entre ambos países.

La Administración Bush, y hasta ahora su sucesor, optaron por acusarlo de ser un mentiroso y entrar en un litigio deliberadamente confuso con el Sr. Posada acusado de no haber sido sincero con los funcionarios de inmigración acerca de cómo entró en el país. Como resultado, un tribunal administrativo envió a Posada a casa para que pueda cómodamente seguir reclamando su admisión formal a unas autoridades, que han mostrado una paciencia y comprensión sin paralelos.

¿Cuántos pobres latinoamericanos indocumentados han tenido esa oportunidad? ¿Cuántos de ellos, mientras tanto, han sido liberados y se les ha permitido irse sin ser molestados y hacer lo que les venga en ganas?

Ya Posada no se queja más. Es un hombre libre en Miami comiendo muchos pastelitos de guayaba.

 

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