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Luis Posada Carriles must be tried
for his crimes Apr. 16, 2007
While in the name of combating terrorism, hundreds of thousands of people have died in Iraq and Afghanistan, and others — arbitrarily detained — are being tortured in Abu Ghraib and Guantánamo, the United States government is protecting the most notorious terrorist in the Western Hemisphere, by trying to deceive public opinion with interminable pseudo-legal maneuvering, and refusing to try him for his real crimes. Luis Posada Carriles was charged and underwent an unfinished trial in Venezuela for a 1976 attack on a civilian airliner that killed 73 people. After escaping from a Venezuelan prison in 1985, he worked for the CIA in what was known as its Iran-Contra operation, and in implementing the genocidal Operation Condor. Afterward, in 1997, he prepared a series of terrorist actions on hotels in Havana — in one of which the young Italian tourist Fabio Di Celmo was killed —, and in 2000, the plan to assassinate President Fidel Castro at the University of Panama. In March 2005, Posada Carriles entered the United States illegally. It was only after reiterated public revelations exposing the presence of this criminal on U.S. territory that the George W. Bush government proceeded to detain and charge him with immigration crimes and false testimony, without the slightest reference to terrorism. With the treatment they have granted to Posada Carriles, the U.S. authorities, under pressure from Cuban extremist groups in southern Florida, have shown absolutely clearly their double standards in their war against terrorism, in the name of which they torture, kidnap and bomb. At the same time, as has been denounced in numerous international forums and United Nations agencies, five Cuban anti-terrorist activists remain unjustly imprisoned in the United States, subjected together with their families to cruel and discriminatory treatment. All honest people in the world who are speaking out against war and terrorism have before them irrefutable evidence of the lack of ethics upon which the current administration in Washington bases its actions. We demand that the government of the United States, in compliance with its international obligations, charge Luis Posada Carriles for all of his crimes or that it attend to the application for his extradition submitted by Venezuela, which to date has received no response.
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Luis Posada Carriles debe ser juzgado
por sus crímenes 16 de abril de 2007
Mientras en nombre de la lucha contra el terrorismo, cientos de miles de personas han muerto en Iraq y Afganistán, y otras —arbitrariamente detenidas— son torturadas en Abu Ghraib y Guantánamo, el gobierno de los Estados Unidos protege al más notorio terrorista del hemisferio occidental, trata de engañar a la opinión pública con interminables maniobras pseudolegales y se niega a juzgarlo por sus verdaderos crímenes. Luis Posada Carriles fue acusado y sometido a un juicio inconcluso en Venezuela por el atentado en 1976 contra un avión civil donde murieron setenta y tres personas. Luego de escapar de cárceles venezolanas, en 1985, trabajó al servicio de la CIA para la operación conocida como Irán-Contras y en la implementación del genocida Plan Cóndor. Preparó después, en 1997, una serie de actos terroristas contra hoteles habaneros —en uno de ellos perdió la vida el joven turista italiano Fabio Di Celmo— y, en el 2000, el proyecto de atentado contra el Presidente Fidel Castro en la Universidad de Panamá. En marzo del 2005, Posada Carriles entró ilegalmente a Estados Unidos. Solo después de reiteradas denuncias públicas que revelaban la presencia de este criminal en su territorio, el gobierno de George W. Bush procedió a su detención y encausamiento por delitos migratorios y de falso testimonio, sin la menor alusión al terrorismo. Con el tratamiento otorgado a Posada Carriles, las autoridades norteamericanas, presionadas por los grupos extremistas cubanos del sur de la Florida, han puesto en absoluta evidencia la doble moral de su guerra contra el terrorismo en nombre de la cual torturan, secuestran y bombardean. Al mismo tiempo, como han denunciado numerosos foros internacionales y agencias de Naciones Unidas, cinco activistas antiterroristas cubanos permanecen injustamente encarcelados en los Estados Unidos, sometidos junto a sus familiares a un trato cruel y discriminatorio. Todas las personas honestas que en el mundo alzan su voz contra la guerra y contra el terrorismo tienen ante sí una prueba irrefutable de la carencia de ética en que basa su actuación la actual administración de Washington. Los abajo firmantes exigimos que el gobierno de los Estados Unidos, en cumplimiento de sus obligaciones internacionales, encause a Luis Posada Carriles por todos sus crímenes o atienda la solicitud de extradición que ha hecho Venezuela y que no ha recibido hasta ahora respuesta alguna.
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