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Co-defendants of Posada's main accomplice in El Salvador released

by Jean-Guy Allard
August 18, 2007
Reprinted from Granma Internacional

IF the courts continue to be this complacent, Francisco Antonio “El Panzón” Chávez Abarca, the main accomplice of international terrorist Luis Posada Carriles in El Salvador, now being held for being the chief of a car-theft ring, is soon to be released, so that he can once again disappear out of the reach of justice.

Mirian del Carmen Urbina, a worker at the Transport Protection Division of the Salvadoran police, and three criminals linked to the gang of thieves were just released by a court in San Salvador, after a lightning trial in which the judge abstained from considering most of the evidence collected during the police investigation.

A few days ago, Chávez Abarca himself was able to stay out of those proceedings thanks to a last-minute strategy when he announced to the court that he had rejected his lawyer and that his new defense attorney would have to “study” the entire file.

The gang’s chief was then separated from the trial that was about to start, so that another court could try him.

Chávez Abarca is a Salvadoran bandit who Luis Posada Carriles used as his right-hand man during a series of attacks that he masterminded in Havana in 1997. He was never charged in his country for his complicity in this campaign of terror, which he not only contributed to organizing, but also personally traveled to Havana to carry out two of the attacks.

A LIGHTNING TRIAL FOR THE “CAR-THIEF” TERRORIST

The four defendants formally linked to Chávez Abarca and his gang were absolved by the 3rd Sentencing Court.

According to statements by one of the prosecutors in the case, “who declined to give his name” to the newspaper La Prensa Gráfica, the court did not completely consider evidence such as receipts for vehicle sales.

The trial was set to last three days with testimony from 40 witnesses. It did not last even one day.

According to the press report, the gang legalized their thefts with documents from cars out of circulation.

The defendants were charged with having run a warehouse on property in the Escalón neighborhood for luxury vehicles stolen from various Central American countries.

They were all facing charges of aggravated fraud and falsification of documents from stolen vehicles, which were legalized by customs agents and police officials to then be sold as if they were legitimate vehicles.

Chávez Abarca made three trips to Cuba in April and May of 1997.

He was the person who placed the first bomb that went off in the bathrooms of the Aché discotheque in the Hotel Melia Cohiba on April 12, 1997.

Even more seriously, Chávez Abarca was the individual who hired Ernesto Cruz Leon and convinced him to carry out terrorist missions abroad, giving him training on making explosive devices and directing him in the attack that later caused the death of a young tourist, Fabio di Celmo.

Francisco “El Panzon” Chávez Abarca, the son of a notorious weapons-trafficker, dedicated himself to drug trafficking in the 1990s, as well as weapons sales and counterfeit money. Via this business, he had dealings with Posada, gradually becoming his confidence man in the terrorist operation organized and financed by the paramilitary wing of the Cuban American National Foundation.

Everything indicates that the terrorist will now appear before a judge and invoke this most recent court ruling to demand his own release. To date, Salvadoran legal authorities have completely ignored his complicity with Posada Carriles, the international terrorist that the Central American country provided refuge to for years.

     

Liberan a compinche de Posada

• Lo mismo ponía bombas en La Habana que robaba autos
en San Salvador

por Jean-Guy Allard
18 de agosto de 2007
Reimprimado de Granma Internacional

SI los tribunales siguen con la misma complacencia, Francisco Antonio "El Panzón" Chávez Abarca, el principal cómplice del terrorista internacional Luis Posada Carriles en El Salvador, hoy detenido por ser jefe de una red de "robacarros", pronto estará en libertad para volver a desaparecerse fuera del alcance de la justicia.

Mirian del Carmen Urbina, una empleada de la División de Protección al Transporte de la policía salvadoreña, y tres delincuentes vinculados a la organización de ladrones acaban de ser liberados por un tribunal de San Salvador, en un juicio relámpago en el cual el juez se abstuvo de estudiar la mayoría de las evidencias reunidas durante la investigación policíaca.

Hace unos días, el propio Chávez Abarca logro mantenerse fuera de estos procedimientos gracias a una estrategia de último minuto cuando anuncio al tribunal que había rechazado a su abogado y que su nuevo defensor tenía que "estudiar" el conjunto del dossier.

Al jefe de pandilla, se le separó entonces del juicio que iba a empezar para que otro tribunal lo juzgue.

Chávez Abarca es el bandolero salvadoreño que Luis Posada Carriles uso de brazo derecho en la serie de atentados que provocó en La Habana, en 1997. Nunca fue acusado en su país para su complicidad en esta campaña de terror que no solo contribuyó a organizar sino que personalmente viajo a La Habana para realizar dos de los atentados.

UN JUICIO RELAMPAGO PARA EL TERRORISTA "ROBACARRO"

Los cuatro imputados que habían sido formalmente vinculados con Chávez Abarca y su pandilla, fueron absueltos por el Tribunal Tercero de Sentencia.

Según declaraciones de uno de los fiscales del caso, "que declinó identificarse", al diario La Prensa Gráfica, "el tribunal no valoró en su totalidad la prueba pericial como recibos de compra venta de vehículos".

El juicio estaba programado para extenderse sobre tres días con la comparecencia de 40 testigos. Ni duro un día.

Según el rotativo, la banda legalizaba sus robos con documentos de autos fuera de circulación.

A los acusados, se les responsabilizaba de haber manejado en una propiedad de la colonia Escalón un almacén de vehículos de lujo, robados en distintos países de América Central.

Todos enfrentaban cargos de estafa agravada y falsificación de los documentos de vehículos robados, los cuales eran legalizados por agentes aduanales y funcionarios de la policía para ser luego vendidos como si se tratara de vehículos legítimos.

Chávez Abarca efectuó tres viajes a Cuba, en abril y mayo de 1997.

Fue él quién situó la primera bomba que estalló en los baños de la discoteca Aché del Hotel Meliá Cohiba, el 12 de abril de 1997.

Más grave aún, Chávez Abarca fue quien contrató a Ernesto Cruz Leon, lo convenció de realizar misiones terroristas en el extranjero, le dio el entrenamiento en la confección de artefactos explosivos y le orientó el atentado que luego causó la muerte del joven turista Fabio di Celmo.

Hijo de un conocido traficante de armas, Francisco "El Panzon" Chávez Abarca se dedicaba en los años 90 al narcotráfico así cómo a la venta de armas y de dinero falsificado. A través de estos negocios, se relacionó con Posada para convertirse poco a poco en su hombre de confianza en la operación terrorista ordenada y financiada por el comité paramilitar de la Fundación Nacional Cubano Americana.

Todo indica que el terrorista se presentara ahora ante un juez para invocar esta última decisión judicial favorable para reclamar su propia liberación. Las autoridades judiciales salvadoreñas han ignorado por completo hasta ahora su complicidad con Posada Carriles, el terrorista internacional a quien, durante años, el país centroamericano proveyó refugio.

 

 

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