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Posada: Will or Won’t He Go Free?
by Marina Menendez Quintero Right after the US 5th District Court of Appeals in New Orleans ruled in favor of Judge Cardone’s decision to grant terrorist Luis Posada Carriles bond, El Salvador’s president took advantage of a question posed by a journalist. The head of state responded saying his country was not willing to open its doors to Posada and that there was no chance that the terrorist would be accepted on Salvadoran soil. Despite Posada is being tried only as an illegal immigrant who lied about his entry into the United States, Saca cited the actual crimes for which Posada should be tried. «As nation, we are against terrorism, and he’s been pointed to as a terrorist, » Antonio Saca said. He added, «El Salvador is not going to be shelter for Mr. Posada Carriles. » Whether there is a real will to obey this or not, it was worthy to state clearly that, in case Posada were trying to seek asylum in El Salvador, he would be taken before the courts for the many debts he has with the institutions of that Central American nation. Posada lived in El Salvador for long periods during the 1990s using a false name and passport. It was there where he set up his “Moldtrock repair shops”, which were façades to his real work: traveling through Central America to recruit mercenaries to bomb Cuban hotels. Behind him were the years he had spent oppressing Salvadorans and nurturing the Nicaraguan contras during the first Sandinista administration. Now, the possibility of US immigration authorities finding a country where he could relocate —or to where the fugitive could again escape— does not seem to be so wild. If, contrary to what was announced, Immigration and Customs Enforcement (ICE) does not take him into their custody at the El Paso detention center until his May 11 trial, Posada will be let loose onto the street. The reasons given by ICE to keep Posada from putting a foot on the street are clear. As of the afternoon of April 11, Posada’s partners in crime have already posted the $250,000 in bond, while the terrorist was ready to sign the papers to become a free man. However, the prosecution’s appeals prompted the Fifth District Court to issue an emergency order freezing the acceptance of bond; this was to allow time to analyze whether the appeal was legitimate. Having greater authority than ICE, the temporary order of the appeals court kept Posada under the custody of the Department of Homeland Security and left in suspense the decision of immigrations authorities, who possess a deportation order for Posada pending since 2005. This was why they were preparing to move him from a cell in Otero, New Mexico to one in El Paso, Texas. What saved Posada from being extradited to Caracas was the fact that his case was protected by the Convention against Torture, which was supported mainly by the false testimony of Joaquin Chafardet, a partner in crime of “Commissioner Basilio” (Posada’s Venezuelan alias) in DISIP, Venezuela’s former secret police. Chafardet claimed that Posada might be tortured once in Caracas, as if these were still the times when Chafardet and Basilio (Posada) murdered Venezuelans in jail. Consequently, the “hot potato” started to jump —in the same place, without going anywhere— after Judge William Abbot ordered Posada’s deportation within a three month period, to any country with the exception of Cuba or Venezuela. According to US justice officials, six countries have refused to accept him. This is how we got to this point in which the danger Posada constitutes for the world –as it has been said several times during this case- must block him from being released on bail. Details of the voting held at the US Fifth Circuit Court of Appeals in New Orleans indicate bail was agreed to by a two to one vote. In fact, the 24 hours of silence that have passed since the vote might be a sign of disagreement as to which step to take — which is not a surprise, considering this case has been politically manipulated since its very beginning. The links between Posada Carriles and Bush administration continue to fool the US government. During the last hearing, lawyers had the nerve to remind the jury that the false passports used by the “illegal immigrant” to enter US were provided “by the CIA”. In addition, groups of extreme right supporters in Miami, including Vigilia Mambisa, Comando F-4 and Alfa 66, “seized” that city’s Eight Street in that city’s Little Havana to remind the president of next year’s elections and to make it clear they would only vote for him if Posada was immediately released. Nevertheless, the opinion of those who polled by “El Nuevo Herald” newspaper is fairly different. Sixty-four percent favor the imprisonment of Posada Carriles, and thirty-six support his release. But the truth is that Bush is already too much involved to hear or say something.
| Posada: ¿le dan o no la condicional?
por Marina Menendez Quintero Hasta un presidente cercano al gobierno de Estados Unidos como el de El Salvador ha evitado enredarse para impedir que la papa le caiga en las manos. Apenas se había divulgado, el martes, el dictamen definitivo de la Corte de Apelaciones del Quinto Distrito de Nueva Orleans a favor de la fianza otorgada a Luis Posada Carriles por la jueza Kathleen Cardone, y ya el presidente salvadoreño, Antonio Saca, aprovechaba tal vez la pregunta de algún corresponsal para afirmar que «nosotros no estamos en disposición de abrirle las puertas» y que no hay «posibilidad ninguna» de que se le acepte allí. A pesar de que Posada está siendo procesado solo como un inmigrante ilegal que mintió acerca de su entrada en Estados Unidos, Saca mencionó los verdaderos cargos por los que debía ser encausado. Pedían lo imposible los abogados defensores del reo cuando, antes de celebrarse la audiencia del 3 de abril acerca de la fianza, reclamaban un jurado que no estuviera enterado de todo el historial de crímenes y manejos sucios que solo parece ignorar ahora la administración Bush, reticente a presentar las pruebas que tiene. A estas alturas de una batalla por la justicia que cada vez más excede al clamor de Cuba, ¿quién podría ignorar la sangrienta saga? «Como país estamos en contra del terrorismo, y él está señalado por actos terroristas», afirmó Antonio Saca. «El Salvador no va a ser refugio del señor Posada Carriles». Esté en real disposición de cumplirla o no, valía la pena su aclaración de que si el encartado se aventura a buscar refugio allí sería llevado ante las cortes debido a las muchas deudas que Posada Carriles tiene con la institucionalidad de esa nación. En El Salvador vivió por largos períodos durante los 90 con identidad y pasaportes falsos cuando, después de ayudar a reprimir a los salvadoreños y nutrir a la contra nicaragüense como uno de los ejecutores de la guerra no declarada de Ronald Reagan contra el sandinismo, Posada Carriles puso la base de su labor itinerante tras la fachada de los talleres Moldtrock, en la capital salvadoreña, mientras paseaba el istmo captando a los mercenarios que pondrían las bombas en los hoteles cubanos. Ahora, la posibilidad de que las autoridades migratorias estadounidenses se den a la búsqueda de un país que lo acoja —o la variante de que el fugado Posada tome de nuevo las de Villadiego—, no parecen descabelladas. Si contra lo anunciado, el Servicio de Aduanas e Inmigración (ICE) no lo tomara bajo su custodia para que espere la vista del 11 de mayo en el centro de detención de El Paso, Posada estará en la calle. Están claros los motivos alegados por el ICE para evitar que Posada ponga un pie afuera. El 11 de abril en la tarde ya sus compinches habían depositado los 350 000 dólares que suma en total la fianza y el reo estaba a punto de firmar los papeles que le faltaban para salir, cuando la apelación de la fiscalía obligó a la Corte del Quinto Distrito a emitir una orden temporal de emergencia que congeló la condicional, para tener tiempo de analizar si la apelación era o no procedente. De un rango más alto y, por tanto, más fuerte que la decisión del ICE, la orden temporal del tribunal de apelaciones mantuvo a Posada bajo la custodia del Departamento de Seguridad, y dejó en vilo la materialización del anuncio formulado por las autoridades migratorias, que unas horas antes habían recordado la orden de deportación pendiente sobre Posada desde 2005, razón por la cual se disponían ya a hacer las diligencias para devolverlo de la celda de Otero a El Paso, bajo su mira. Recordemos que fue la trampa de amparar el caso bajo la Convención contra la Tortura utilizando, entre otras, las declaraciones mentirosas de Joaquín Chafardet —compinche del comisario Basilio durante la permanencia de ambos en la DISIP venezolana— las que justificaron no deportarlo a Caracas, bajo la presunción falaz de que se le torturaría... Como si esta fuera la época en que Chafardet y Basilio-Posada masacraban venezolanos en las mazmorras. A ello siguió el verdadero circo que fue imaginar la papa saltando en el mismo sitio sin ir, en definitiva, a ningún lado, luego de que el juez William Abbot diera a las autoridades el plazo de tres meses para encontrar un tercer país adonde mandarlo —descartados ya Cuba y Venezuela. Seis naciones, según las autoridades judiciales estadounidenses, se negaron a acogerlo. Así han llegado las cosas hasta aquí, cuando la certeza de que Posada es un peligro para la comunidad —como se ha dicho más de una vez en este dilatadísimo proceso falso— debe evitar la consumación de una libertad condicional que algunos consideran inminente. Detalles de la votación en la Corte de Apelaciones del Quinto Distrito de Nueva Orleans indican que hubo discusión pues, según los trascendidos, la fianza se ratificó por dos votos contra uno. Incluso, las 24 horas de silencio que han seguido a ese dictamen hasta el momento de cerrar esta edición, podrían ser indicio de que siguen sin estar definidos los pasos futuros, cosa que no es de extrañar porque en este proceso todo ha estado políticamente manipulado. Los nexos de Posada Carriles con la administración Bush siguen entrampando a un gobierno al que los abogados de la defensa recordaron sin respeto en la audiencia reciente que los pasaportes falsos con los que el «inmigrante ilegal» entró en Estados Unidos «se los dio la CIA». Jactanciosos, un grupito de la ultraderecha terrorista miamera, como Vigilia Mambisa, Comandos F-4 y Alfa 66 «tomaron» la calle Ocho el sábado pasado para recordarle al presidente que el año que viene hay elecciones, y ellos —los cubanos de la mafia—, le pasarían la cuenta si no soltaban ya a Posada. Muy distinto piensan los que ha entrado en la encuesta digital abierta por El Nuevo Herald, donde, hasta la tarde de este miércoles, el 64 por ciento del total manifestó que Posada Carriles merece cárcel, frente a un 36 por ciento que se pronunció por su liberación. Pero Bush debe estar muy enmarañado para oír o decir algo ya.
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