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Hypocrisy in war against terror
Apr. 29, 2007 While the Bush Administration has put Jose Padilla through the wringer for unsubstantiated accusations, it has extended the short arm of the law to Luis Posada Carriles. Posada, who once worked with the CIA, has been tied to a 1976 bombing of a Cuban airliner that killed 73 people, bombings in Havana in the 1990s, and attempts to assassinate Fidel Castro. The Cuban-born Venezuelan national was convicted in relation to the 1976 bombing, but escaped from a Venezuelan prison in 1985. In 2005, Posada was arrested and detained for illegally entering the United States. He is now free on bond in Miami. Venezuela has demanded his extradition, but the U.S. has refused. The only trial he will face, at this point, is for the immigration violation. The response of federal officials flies in the face of a recent crackdown. Federal authorities arrested three former Latin American military officers for immigration violations, knowing that they were being sought in their home countries on torture and terror charges. The treatment of Posada is also hypocritical as the Bush administration urges the world to fight terrorism. The charges against Posada would land anyone else in Guantanamo Bay, or with four years of detention and sensory deprivation, as reported in the case of Padilla. Once labeled an "enemy combatant," Padilla is about to be tried in Miami for scaled-down accusations. Posada, on the other hand, is described as an anti-Castro militant or activist. A U.S. judge says that Posada would not be treated fairly, or even tortured, in Venezuela or Cuba. But this nation is in no better position to administer a fair process. Just ask Jose Padilla. | Hipocresía en la guerra contra el terror
29 de abril de 2007 Mientras la administración Bush le ha hecho la vida imposible a José Padilla por acusaciones insustaciadas, ha extendido el corto brazo de la ley a Luis Posada Carriles. Posada, quien una vez trabajó para la CIA, ha sido ligado al bombardeo en 1976 del avión de un aerolínea cubana que mató a 73 personas, bombardeos en La Habana en los 90 y un intento de asesinar a Fidel Castro. El cubano nacionalizado venezolano fue convicto en conexión con el bombardeo de 1976, pero escapó de una prisión venezolana en 1985. En el 2005, Posada fue arrestado y detenido por entrar ilegalmente a Estados Unidos. Ahora está libre bajo fianza en Miami. Venezuela ha demandado su extradición, pero EE.UU. se rehusa. El único juicio que enfrentará, a estas alturas, es por violaciones de inmigración. La respuesta de funcionarios federales se produce en momentos de una reciente batida. Autoridades federales arrestaron a tres ex oficiales militares latinoamericanos por violaciones de inmigración, sabiendo que eran buscados en sus países de origen bajo cargos de tortura y terrorismo. El tratamiento acordado a Posada es también hipócrita cuando la administración Bush urge al mundo a luchar contra el terrorismo. Los cargos contra Posada enviarían a cualquiera a la Bahía de Guantánamo, o a detención de cuatro años bajo privación sensorial, como se reportó en el caso de Padilla. Una vez calificado como un “enemigo combatiente”, Padilla va a ser juzgado en Miami por acusaciones reducidas. Posada, por otra parte, es descrito como un militante o activista anticastrista. Un juez de EE.UU. dice que Posada Carriles no será tratado con justicia, o que aun sería torturado, en Venezuela o Cuba. Pero esta nación no está en mejor posición de administración un proceso justo. Pregúnteselo a José Padilla.
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