Cinco agentes cubanos, un caso político
por Lorenzo Gonzalo, Subdirector de Radio Miami
3 de febrero de 2010
Tomado de CubaDebate
El manejo festinado que Estados Unidos ha logrado imprimirle a la palabra terrorismo, le otorga a este país un amplio margen de acción represiva.
Si la capacidad de fuerzas militares de tipo ofensivo de Estados Unidos, fueran de baja intensidad, similares de aquellas a disposición de naciones tercermundistas, no existiría la preocupación internacional a que ha dado lugar esta nueva modalidad política.
Manejada de una manera abstracta, la palabra terrorismo se ha convertido en toda una estrategia de acción represiva de carácter internacional que Washington manotea al rostro de quienes pretende intimidar.
Entre las grandes ignominias de esta nueva versión manipuladora, utilizada como renovación de su estrategia de dominio, debemos mencionar la permanencia de Cuba en la lista de países que Estados Unidos señala como terroristas. No podemos utilizar la palabra “define”, porque en la realidad no existe una definición exacta del término, aunque hay un evidente uso instrumental del mismo que, evidentemente está orientado a la imposición de sus políticas.
La gama de países en esa lista o en aquella otra similar creada últimamente, demandando un mayor escrutinio para naciones que están o estuvieron en la lista de quienes supuestamente patrocinan el terrorismo, no tienen relación cultural o religiosa de ningún tipo con Cuba. No está demás repetir que el estado cubano, jamán ha realizado acto alguno que signifique un peligro para Estados Unidos. La lista general de países condenados por la arrogancia de Washington son: Afganistán, Argelia, Irak, Líbano, Nigeria, Pakistán, Libia, Somalia, Arabia Saudita, Yemen, Cuba, Irán, Siria, Sudán y Corea del Norte.
El manejo irresponsable del término, desde que fue inventado en su acepción norteña, ha favorecido entre otras cosas crear confusiones en asuntos que requieren de una gran comprensión y sobre todo de mucha receptividad, para que se haga justicia en el caso. Me refiero a los cinco prisioneros en cárceles estadounidenses condenados injustamente como espías.
La permanencia de Cuba en la lista, su señalamiento habitual como país terrorista, por la prensa irresponsable que se hace eco de todo grito surgido en el tenebroso callejón de Washington, confunde al ciudadano de a pié. La mayoría de las personas no se detienen a analizar los hechos, informarse, destacar las diferencias y sacar conclusiones propias. El enlatado de la media es la mejor manera de pensar para esas mayorías.
Los cinco agentes, quienes fueron enviados a Estados Unidos para acopiar información de los grupos de procedencia cubana que elaboran planes subversivos, de sabotaje y terroristas contra Cuba, son catalogados por la prensa local de Miami como terroristas. Los cazadores de terroristas han sido impropiamente bautizados como tales.
La prensa militantemente anti - castristas así los define, con todo el rigor de la palabra. La más sutil, mezcla las cosas para que la realidad sea malentendida y distorsionada por los lectores. El resultado es que las personas piensan que los cinco son terroristas cuando en la realidad reunían información para evitar que en Cuba se realizaran actos de esa naturaleza. Al mismo tiempo estas personas evitaban con su trabajo, que grupos de fanáticos violaran las leyes de Estados Unidos.
Una de las tácticas de la prensa sutil y de la otra militante, es hacer parecer que criticar la injusta condena de los cinco agentes, es una manera de apoyar al gobierno cubano.
También mezclan la palabra agente y espía como si fueran una misma cosa. En Estados Unidos hay una clara diferencia entre una y otra y las condenas de quienes trabajan como agentes de otro país, son tan benignas, comparadas con la impuesta a los espías, que generalmente las personas detenidas por lo primero terminan siendo deportados antes de celebrárseles juicio.
La permanencia de Cuba en la lista o en las consideraciones de país terrorista, es posiblemente parte esencial de los planes que Estados Unidos tenga con la Isla. Los cinco constituyen para el estado cubano, para su población y para sus instituciones, un elemento clave para la mejora de las relaciones entre ambos países. El carácter político del caso, demostrado cuando se rebajaran las condenas de dos de los sancionados, en el nuevo juicio que se les celebrara en Miami recientemente, así lo prueba. Es ese nuevo juicio, la fiscalía, que es la representante del gobierno estadounidense, reconoció haberse equivocado, haber sido injustos y haber estado influidos en la condena original. Aunque no extendió el reconocimiento a todo el proceso, es una manera de entender, que razones políticas han sido el factor fundamental de la condena. A partir de esa realidad, la condena y todo el caso demuestra a las claras su naturaleza política.
Ese carácter político, más evidente cada día para el común de los ciudadanos, debe ser destacado con fuerza por la prensa alternativa, así como por los periodistas profesionales y honestos que laboran en la media general.
Es fundamental destacar también que las simpatías o críticas hacia el gobierno cubano nada tienen que ver con un caso de elemental sentido de justicia universal.
El manejo festinado que Estados Unidos ha logrado imprimirle a la palabra terrorismo, le otorga a este país un amplio margen de acción represiva.
Si la capacidad de fuerzas militares de tipo ofensivo de Estados Unidos, fueran de baja intensidad, similares de aquellas a disposición de naciones tercermundistas, no existiría la preocupación internacional a que ha dado lugar esta nueva modalidad política.
Manejada de una manera abstracta, la palabra terrorismo se ha convertido en toda una estrategia de acción represiva de carácter internacional que Washington manotea al rostro de quienes pretende intimidar.
Entre las grandes ignominias de esta nueva versión manipuladora, utilizada como renovación de su estrategia de dominio, debemos mencionar la permanencia de Cuba en la lista de países que Estados Unidos señala como terroristas. No podemos utilizar la palabra “define”, porque en la realidad no existe una definición exacta del término, aunque hay un evidente uso instrumental del mismo que, evidentemente está orientado a la imposición de sus políticas.
La gama de países en esa lista o en aquella otra similar creada últimamente, demandando un mayor escrutinio para naciones que están o estuvieron en la lista de quienes supuestamente patrocinan el terrorismo, no tienen relación cultural o religiosa de ningún tipo con Cuba. No está demás repetir que el estado cubano, jamán ha realizado acto alguno que signifique un peligro para Estados Unidos.
La lista general de países condenados por la arrogancia de Washington son: Afganistán, Argelia, Irak, Líbano, Nigeria, Pakistán, Libia, Somalia, Arabia Saudita, Yemen, Cuba, Irán, Siria, Sudán y Corea del Norte.
El manejo irresponsable del término, desde que fue inventado en su acepción norteña, ha favorecido entre otras cosas crear confusiones en asuntos que requieren de una gran comprensión y sobre todo de mucha receptividad, para que se haga justicia en el caso. Me refiero a los cinco prisioneros en cárceles estadounidenses condenados injustamente como espías.
La permanencia de Cuba en la lista, su señalamiento habitual como país terrorista, por la prensa irresponsable que se hace eco de todo grito surgido en el tenebroso callejón de Washington, confunde al ciudadano de a pié. La mayoría de las personas no se detienen a analizar los hechos, informarse, destacar las diferencias y sacar conclusiones propias. El enlatado de la media es la mejor manera de pensar para esas mayorías.
Los cinco agentes, quienes fueron enviados a Estados Unidos para acopiar información de los grupos de procedencia cubana que elaboran planes subversivos, de sabotaje y terroristas contra Cuba, son catalogados por la prensa local de Miami como terroristas. Los cazadores de terroristas han sido impropiamente bautizados como tales.
La prensa militantemente anti - castristas así los define, con todo el rigor de la palabra. La más sutil, mezcla las cosas para que la realidad sea malentendida y distorsionada por los lectores. El resultado es que las personas piensan que los cinco son terroristas cuando en la realidad reunían información para evitar que en Cuba se realizaran actos de esa naturaleza. Al mismo tiempo estas personas evitaban con su trabajo, que grupos de fanáticos violaran las leyes de Estados Unidos.
Una de las tácticas de la prensa sutil y de la otra militante, es hacer parecer que criticar la injusta condena de los cinco agentes, es una manera de apoyar al gobierno cubano.
También mezclan la palabra agente y espía como si fueran una misma cosa. En Estados Unidos hay una clara diferencia entre una y otra y las condenas de quienes trabajan como agentes de otro país, son tan benignas, comparadas con la impuesta a los espías, que generalmente las personas detenidas por lo primero terminan siendo deportados antes de celebrárseles juicio.
La permanencia de Cuba en la lista o en las consideraciones de país terrorista, es posiblemente parte esencial de los planes que Estados Unidos tenga con la Isla. Los cinco constituyen para el estado cubano, para su población y para sus instituciones, un elemento clave para la mejora de las relaciones entre ambos países. El carácter político del caso, demostrado cuando se rebajaran las condenas de dos de los sancionados, en el nuevo juicio que se les celebrara en Miami recientemente, así lo prueba. Es ese nuevo juicio, la fiscalía, que es la representante del gobierno estadounidense, reconoció haberse equivocado, haber sido injustos y haber estado influidos en la condena original. Aunque no extendió el reconocimiento a todo el proceso, es una manera de entender, que razones políticas han sido el factor fundamental de la condena. A partir de esa realidad, la condena y todo el caso demuestra a las claras su naturaleza política.
Ese carácter político, más evidente cada día para el común de los ciudadanos, debe ser destacado con fuerza por la prensa alternativa, así como por los periodistas profesionales y honestos que laboran en la media general.
Es fundamental destacar también que las simpatías o críticas hacia el gobierno cubano nada tienen que ver con un caso de elemental sentido de justicia universal.
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