NATIONAL COMMITTEE TO FREE THE CUBAN FIVE
Comité Nacional por la Libertad de los Cinco Cubanos
 
René González’ Family Needs Him at Home

by Yamylé Fernández Rodríguez
Oct. 3, 2011
Reprinted from Radio Cadena Agramonte


René with his daughters Ivette and Irmita

When Irma González Salanueva graduated from Havana’s University in 2008 with a B.S. in Psychology, unlike many of her classmates she couldn’t share such an emotive moment with her father Rene Gonzalez Sehweret, one of the five Cuban anti-terrorist fighters who are serving unjust sentences in U.S. jails.

Neither has she had the opportunity to enjoy the physical presence of his loving father on her wedding day, nor to indulge in being with him over her last 13 B-days.

Behind these important moments of Irmita’s life (as she is fondly called), we can discover one of the aspects of the additional punishment imposed on the Cuban Five and their beloved beings, consisting on the terrible sorrow of being forced to live without someone as special as your father, who has been victim along with the other four Cuban patriots of a rigged judicial process.

Listening to Rene's first-born daughter speaking made me feel a lump in my throat. But also admiration and commitment was what I and other 200 delegates from 30 nations felt during the 3rd Int'l Youth Meeting in Solidarity with the Cuban Five which took place in Havana in June this year.

Lumps in our throats because it was inevitable to listen to moving testimonies that struck the hearts of all present; admiration because, in spite of her suffering, young Irma has remained steadfast in her struggle for the coming back of her father and the other four heroes Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González and Gerardo Hernández, whom she describes as her "uncles"; and commitment, because for each man or woman who loves peace and truth, supporting their cause is a question of honor.

“Our lives could have been different if they had been here. We would have taken different decisions if they had been in the right moment to give us the best of advices, if they hadn’t been locked down and we wouldn’t have to wait 15 days to receive an email, now that some of them can use it”, said Irmita, who was very excited then.

But this light-colored eyes girl who is much like her father has had to face another challenge. She has been responsible for playing the hard role of an eldest sister in helping to raise Ivette, the youngest daughter of Olga and Rene.

“I am the older sister to this girl who was just four months old when my dad was arrested. I was also quite young when he was arrested and the most important moments of our lives have past while he is in prison. Looking at her I can realize what 13 years mean in the life of a human being.

“My sister is almost a woman, she is a brilliant, very noble girl and a good share of her nobility comes from my father’s example, from the strength of our mother and our families along with the strong signals of solidarity we have received from myriad of people”.

From 1998 until the present, different U.S. Administrations have made both Irmita and Ivette endeavor a lot of suffering, besides they have continuously denied her mother Olga Salanueva visas to enter that country and visit her husband whom she hasn’t seen since August 16th, 2000.

The story of this cruelty which goes beyond the bars behind which Rene has been locked for 13 years moved all those present in June’s Youth Meeting in Solidarity with the Cuban Five:

“We continue our demand until justice is done and I wonder how they can repair the damage inflicted over the last 13 years to these five men and their wives who have lost their youth without being beside the men they chose for being witnesses of their lives, instead they have had to be such witnesses from far-off and cold places.”

In a few days, Rene Gonzalez Sehweret will be walking out from Marianna Federal Correctional Prison, located in Florida. And he will be doing so not because the US Government wants make an exception; otherwise because he gained a time off for good behavior, as law stipulates, and his initial and unjust 15 years sentence was reduced to 13.

It would be logical that after so many years of bitter mishaps he could have the right to return to Cuba and to his family, but the U.S. judicial system does not allow him to leave Miami which is the haven of the anti-Cuban terrorists. Gonzalez has to remain in U.S. soil for a three-year probationary period, so the separation from Irmita, Ivette, his wife Olga and his parents Irma and Cándido will last even longer.

Again the U.S. empire launches the Cuban people a infamous blow, but solidarity is still the most significant strength to reveal the people in America the evil of their government.

While this happens, Rene Gonzalez’ family needs him at home.

(Translated by Gualveris Rosales)

     
La familia de René González lo necesita en casa

por Yamylé Fernández Rodríguez
3 de octubre de 2011
Tomado de Radio Cadena Agramonte

Cuando Irma González Salanueva recibió su diploma en el 2008 de Licenciada en Psicología, a diferencia de muchas de sus compañeras no pudo compartir tan importante momento con su papá René González Sehweret, uno de los cinco antiterroristas cubanos injustamente prisioneros en Estados Unidos.

Tampoco tuvo la oportunidad de disfrutar de su presencia el día de su boda, y ya lleva 13 cumpleaños sin la compañía física de su progenitor, a quien considera un padre amoroso.

Tras esos importantes momentos de la vida de Irmita -como amigos y familiares nombran a la joven- se advierte una de las facetas de la condena adicional impuesta a Los Cinco y a sus seres queridos, consistente en el dolor lacerante que implica necesitar a alguien tan imprescindible como un padre, por ejemplo, y no poder tenerlo debido al ensañamiento y a la venganza política que han movido desde el inicio al amañado proceso legal contra esos patriotas.

Escuchar a la primogénita de René y a su esposa Olga Salanueva provoca nudos en la garganta, admiración y compromiso, tal y como le ocurrió a esta reportera y a casi 200 delegados de más de 30 naciones durante el Tercer Encuentro Juvenil Internacional de Solidaridad con Los Cinco, que sesionó en junio de este año en La Habana.

Nudos en la garganta, porque resulta inevitable escuchar un testimonio que conmueve hasta las entrañas; admiración porque esa joven pese a su sufrimiento se ha mantenido firme todo el tiempo en la lucha por el regreso de su padre y también de Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González, y Gerardo Hernández, a quienes considera sus cuatro “tíos”; y compromiso, porque para todo hombre o mujer amante de la paz y la verdad constituye una cuestión de honor apoyar esta causa.

“Nunca se nos olvida que nuestros caminos podrían haber sido diferentes si ellos hubieran estado aquí, que hubiéramos tomado una decisión diferente si ellos hubieran estado en el momento apropiado para darnos el mejor consejo o si no hubieran estado encerrados en “El Hueco” y no hubiéramos tenido que esperar 15 días para recibir un correo electrónico, ahora que algunos pueden comunicarse por esa vía”, dijo en aquella ocasión Irmita llena de emoción y a la vez de indignación.

Pero esta muchacha de ojos claros y de rasgos faciales muy parecidos a los de su padre, ha tenido otro sufrimiento adicional. También le ha correspondido desempeñar el difícil rol de hermana mayor ante Ivette, el más pequeño de los frutos de Olga y René, y ello no ha sido nada fácil.

“Soy la hermana mayor de esa niña que apenas tenía cuatro meses de nacida cuando mi papá fue arrestado. Yo también era bastante joven cuando a él lo detuvieron y los momentos más importantes de mi vida y de la de ella han pasado mientras mi papá ha estado lejos. Cuando la miro uno se da cuenta de lo que significan 13 años en la vida de un hombre.

“Mi hermana es casi una mujer, es una niña brillante, muy noble y parte de esa nobleza se la debe, por supuesto a mi padre, a la presencia de él que hemos cultivado en ella, a la fortaleza de mi madre, de mi familia, de esas cinco familias y a las muestras de solidaridad de cientos de personas”.

Tanto a Irmita como a Ivette la injusticia de diferentes administraciones norteamericanas –desde 1998 hasta la actualidad- las han obligado a soportar, además, las constantes negativas de visas a su madre Olga Salanueva para que pueda visitar a su esposo en la prisión, a quien no ve desde el 16 de agosto del año 2000.

La denuncia de esa crueldad que traspasa los barrotes llegó fuerte y estremecedora en aquel encuentro de junio pasado:

“Seguimos diciendo que se haga justicia y yo me pregunto qué justicia se puede hacer con hombres que han perdido 13 años de sus vidas, con esas mujeres que han perdido mucho porque ellos llevaban más tiempo trabajando para evitar actos de terrorismo contra Cuba, con ellas que han perdido su juventud sin estar al lado del hombre que escogieron para ser testigos de sus vidas y han tenido que serlo desde la distancia”.

Dentro de solo unos días, René González Sehweret saldrá de la prisión de Marianna, ubicada en La Florida, y lo hará no porque el gobierno norteamericano haya hecho alguna condescendencia sino por haber cumplido con buena conducta, según estipula la ley, el 85 por ciento de los 15 años a los que fue sancionado inmerecidamente.

Lo más lógico sería que después de tanto tiempo y de tan amargas vicisitudes regresara al seno de los suyos que lo esperan con ansiedad, mas el sistema de ¿justicia? norteamericano lo obliga a pasar en Miami -la cuna del terrorismo anticubano-, tres años de libertad “supervisada”, con lo que prolongará la separación de Irmita, de Ivette, de su esposa Olga y de sus padres Irma y Cándido.

Otra vez la prepotencia imperial quiere hacer de las suyas y la solidaridad continúa como el arma más importante para desenmascarar ante el pueblo norteamericano la maldad de su gobierno.

La familia de René lo necesita en casa.

 

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