NATIONAL COMMITTEE TO FREE THE CUBAN FIVE
Comité Nacional por la Libertad de los Cinco Cubanos

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Dos discursos por Ricardo Alarcón

Reprinted from antiterroristas.cu

Una de las peores injusticias en la historia de Estados Unidos: El Caso de los Cinco

Fragmento de Intervención de Ricardo Alarcón en encuentro con Pastores por la Paz, Julio 23, 2007

Los cubanos tenemos la necesidad de saber, de averiguar, dónde está y qué está haciendo ahora Luis Posada Carriles, para evitar otros crímenes, para salvar vidas. Eso es lo que estaban haciendo nuestros Cinco compañeros, los que jamás debieron haber sido privados de libertad ni por un minuto. El 12 de septiembre van a comenzar su 10º año en prisión y todavía se les impide a muchos norteamericanos conocer la verdad.

El próximo 20 de agosto va a efectuarse en Atlanta una vista oral, otra más con relación a este caso donde concurrirán los abogados del Gobierno y los abogados defensores; en algún momento después se supone que el Panel de Jueces de la Corte de Atlanta se pronuncie, emita su decisión, creo que todos los amigos y amigas de este mundo, todos los que son solidarios con esta lucha debemos estar vigilantes porque puede acercarse el momento en que la Corte de Apelaciones finalmente se pronuncie sobre los cargos de apelación.

En Estados Unidos en estos momentos está cumpliendo prisión condenado a Cadena Perpetua una persona por un supuesto crimen del cual nadie lo acusaba, no hay caso, no lo pueden encontrar en la historia del derecho, Gerardo Hernández Nordelo, es un caso único, condenado a cadena perpetua por algo de lo que el propio gobierno de Estados Unidos dijo que no podía probar, y por lo tanto solicitó que esa acusación fuera retirada, eso está escrito en un documento que escribieron ellos, la Fiscalía General de Estados Unidos.

Un documento de mayo del año 2001 que comienza diciendo “estamos concientes de que esto que estamos haciendo carece de precedentes”, nunca antes la Fiscalía había llegado hasta una Corte de Apelaciones diciéndole por escrito: "yo acusé a este hombre de esto, pero es imposible probarlo, y por lo tanto quiero cambiar la acusación." La Corte de Apelaciones no aceptó, a esas alturas cuando ya terminaba o había terminado el juicio faltaba sólo la sentencia, le dijeron: "No, tiene que mantenerse la acusación tal y como está y que el jurado decida."

Los que saben algo de derecho, saben que la esencia del procedimiento es que toda persona es inocente hasta que no se demuestre lo contrario, que quien tiene la responsabilidad de probar la acusación es el acusador, la Fiscalía, y que el jurado debe pronunciarse sobre la acusación contra el acusado o no, más allá de cualquier duda razonable.

¿Cómo es posible que ese jurado de Miami no haya tenido ninguna duda, si el propio acusador la tuvo y la puso por escrito?, si el acusador dice que él no lo pudo probar y pide retirar la acusación, ¿cómo es posible que los doce miembros del jurado sin vacilar hayan declarado culpable a Gerardo Hernández de algo de lo cual no era acusado por nadie? Eso puede ser que no lo sepa algún norteamericano, algún labriego en África, en Asia, pero hay 12 personas que sí lo saben porque son los destinatarios de ese escrito que presentó la Fiscalía General, esos son los magistrados de la Corte de Apelaciones de Atlanta.

Tienen las pruebas, los papeles, saben en consecuencia que hay una persona condenada nada más y nada menos que a doble cadena perpetua por algo que el propio Gobierno reconoció que no podía probar. ¿Qué es lo que deben hacer esos magistrados de Atlanta? Lo menos que deben hacer es tomar ese Cargo 3 y echarlo al cesto de la basura, sólo así darían el primer paso para revindicar a la justicia norteamericana.

Gerardo fue acusado de algo de lo que la Fiscalía no tenia pruebas, no podía tenerlas, al final se vieron obligados a reconocer que no tenían pruebas.

Una Fiscalía que actúa así es una Fiscalía inmoral, una Fiscalía que está violando la constitución y las normas que rigen su conducta y por lo tanto el caso de los Cinco tiene que ser declarado nulo. Todas las demás acusaciones tienen que ser retiradas porque el acusador actuó de manera inmoral e ilegal y eso se puede demostrar con pruebas que las tiene en primer lugar la Corte de Apelaciones de Atlanta.

Si el Gobierno acusó y condenó a cinco personas sin tener pruebas; si encima de eso les impuso las sentencias más desproporcionadas, si encima de eso les ha impuesto a ellos y a sus familiares un trato cruel, limitando o impidiendo las posibilidades de comunicación entre esposas y esposos, madres e hijos, si además le están haciendo todo eso a cinco personas que no le causaron daño alguno a nadie, que no mataron, no hirieron, no violaron ninguna ley, no allanaron ninguna propiedad, no amenazaron a nadie y ya van a empezar su 10º año de castigo, lo menos que tiene que hacer la justicia norteamericana es ordenar la inmediata libertad de los Cinco, de todos y cada uno de ellos la de Gerardo, Antonio, Fernando, Ramón y René, sin excepción, los Cinco.

Deberían hacer mucho más, deberían pedirles perdón, deberían rogarles a ellos que los perdonasen, deberían hacerles un gran homenaje, deberían rendirles tributo de gratitud por lo que los Cinco han hecho por ustedes y por nosotros.

El homenaje y el tributo se lo daremos nosotros acá, su pueblo se lo dará en su día, pero lo que si tenemos es el deber de reclamar ahora, de exigir ahora es que los pongan inmediatamente en libertad, independientemente de los vericuetos y las artimañas que se puedan producir en un proceso judicial, nunca el Gobierno norteamericano debió haberlos apresado. Cuanto antes los pongan en libertad, cuanto antes lo hagan estarán creando las condiciones para poner fin a una de las peores injusticias de la historia de ese país.

Exigimos que se haga justicia y que se ponga en libertad a los inocentes.


Los Cinco estarán encerrados cuatro vidas y 75 años solo por combatir el terrorismo

Fragmento de las palabras de Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, en el panel “La Democracia y el socialismo del Siglo XXI”, de la VI Cumbre Social por la Unión Latinoamericana y Caribeña, el 1 de agosto de 2007, en Caracas, Venezuela.

América Latina es testigo de cómo, para impedir la caída, [Estados Unidos es capaz] de recurrir a cualquier cosa. Cometería una falta imperdonable si no mencionara por qué digo esto. A periodistas que me hacen las preguntitas de siempre -¿cómo está Fidel?, ¿cuándo vuelve al poder?, etc-, yo les respondí: ¿dónde está Luis Posada Carriles? Es lo que deberían preguntar y, de paso, denunciar que hace más dos años la República Bolivariana de Venezuela ha solicitado la extradición de este hombre, para que siga el juicio que aquí se le hacía.

Frente a las dos posibilidades que tiene ante sí –lo extradita a Venezuela o inmediatamente lo juzga allá en Estados Unidos, como obligan los acuerdos internacionales-, Bush descubrió una fórmula mejor: ignorar el asunto, no hacer caso. Algún día puede ser que conozcamos algunos documentos escritos en la lengua del enemigo donde estos señores expliquen cómo fue que se confabularon en la oscuridad para salvar a Posada Carriles. ¿Qué significa eso en la práctica? Sencillamente decirle a Cuba, a Venezuela y a los demás pueblos de esta región que el que torturó, el que asesinó, el que mandó a matar a tanta gente inocente, va a seguir contando con el favor de los Estados Unidos. Y al mismo tiempo, nos presenta la otra cara de la moneda: la situación de los cinco cubanos, con cuatro cadenas perpetuas y 75 años de prisión, por descubrir los planes de los Posadas Carriles que ellos protegen y que se dedican a ejercer el terrorismo contra nuestros países.

The New York Times publicó la semana pasada las declaraciones del Departamento de Justicia, acerca de Leandro Aragocillo, un norteamericano de origen filipino condenado por espionaje. Nada más y nada menos le ocuparon 733 documentos secretos de la Casa Blanca, el Pentágono, el Departamento de Defensa y de otros lugares. Lo condenaron a diez años de prisión. Tengo compatriotas condenados a cuatro cadenas perpetuas, sin haberle encontrado ni un pedacito de papel comprometedor. Los condenaron sin haber presentado pruebas contra ellos, sino además después que el tribunal escucharon los testimonios de los testigos que allí concurrieron, que dijeron que allí no hubo espionaje alguno. La moraleja: cadena perpetua, si tú vas a vigilar a Posada Carriles; diez años de prisión, si tú realmente practicas el espionaje, incluso en la Casa Blanca.

El Departamento de Justicia agregó una frasecita que a mí me emocionó, francamente: diez años es la condena máxima; si tiene buen comportamiento en la prisión, el filipino puede salir mucho antes.

Nuestros cinco compañeros son profesores en sus prisiones: enseñan inglés, matemática, español. Trabajan en las oficinas de esas cárceles con una disciplina ejemplar. Jamás se les ha criticado por mal comportamiento, pero estarán encerrados cuatro vidas y 75 años solo por combatir el terrorismo.

¿Cuál es el mensaje para nuestros pueblos? Se ha implantado en Estados Unidos un régimen que es capaz de recurrir a todo. No son omnímodos, pero tienen suficiente fuerza para destruir la Tierra y destruirnos a todos nosotros. Por eso, en un momento de auge de las aspiraciones revolucionarias particularmente en América Latina, en un momento de grandes posibilidades y también de enormes desafíos, necesitamos mucho pensamiento, mucha reflexión y sobre todo mucha unión.

 

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