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Texas court orders reporter to testify in federal trial

by Daniel Skallman
Nov. 22, 2010
Reprinted from Reporters Committee for Freedom of the Press

A federal court in El Paso, Texas, ordered a reporter to testify in a pre-trial hearing last week as part of a federal prosecution of a Cuban anti-Castro militant accused of lying to federal immigration authorities and entering the country illegally.

The Department of Justice's National Security Division subpoenaed reporter Ann Louise Bardach Nov. 5 to testify in the U.S. District Court for the Western District of Texas to authenticate tape-recorded interviews she conducted with the defendant, Luis Posada Carriles, on the island of Aruba in 1998. Bardach later published the interviews and a story about Posada in The New York Times in April 2005.

According to Bardach’s article, Posada was imprisoned in Venezuela in connection with the 1976 downing of a Cuban commercial airliner that killed all 73 civilians on board. Posada allegedly bribed his way out of a Venezuelan prison in 1985, but was again arrested in 2000 for plotting to assassinate former Cuban President Fidel Castro at an international summit in Panama. After being pardoned for the crime by the Panamanian president in 2004, Posada disappeared until 2005, when he entered the United States with a false passport and filed a claim for political asylum in Miami.

According to an order filed by the court Friday, Posada has been indicted on charges of perjury, obstruction, naturalization fraud and providing false statements to immigration authorities. Two of the perjury counts are based on conflicts between statements Posada made in his 1998 interview with Bardach and those he made during immigration proceedings, according to the order.

In February, Posada filed a motion to exclude the tapes from his interview with Bardach as evidence in the trial, claiming the government could not prove that they were accurate and had not been modified. The court held a hearing Nov. 15 to determine the authenticity of the tapes, at which Bardach was ordered to testify. After the hearing, the court on Friday denied Posada’s motion to exclude the tapes as evidence in the criminal trial, ruling that they are indeed authentic.

Bardach, who has been subpoenaed three times by the federal government regarding her interview with Posada, said her involvement in this case sets a dangerous precedent for the First Amendment-based reporter’s privilege. She said by e-mail that she and the Times have been fighting government subpoenas in this case for five years “in defense of one principle: that reporters should not be compelled to provide evidence against their sources.”

Although the court’s ruling confirms the accuracy of her earlier reporting about Posada's crimes, “it is a troubling ruling for journalism,” Bardach said. “While Posada was not a confidential source, it could well deter subjects and sources from speaking to reporters in the future and will likely encourage journalists and media organizations to destroy notes or materials for fear of being used by prosecutors who are either too lazy or fearful to build their own cases.”

Bardach maintained that the Justice Department had ample information with which to prosecute Posada, “which should have made use of reporter’s tapes unnecessary,” she said. In addition, she said that five boxes of records and evidence on Posada housed in the Miami bureau of the FBI were destroyed in the summer of 2003, and that the event was never fully investigated by the government.

 

     

Jueza admite grabaciones como evidencia contra Posada Carriles

por Wilfredo Cancio Isla
20 de noviembre de 2010
Tomado de Café Fuerte

Las grabaciones de una entrevista periodística que vincula a Luis Posada Carriles con los atentados en instalaciones turísticas en Cuba en 1997 serán utilizadas como evidencia en el juicio en su contra, ordenó una jueza federal.

En la primera decisión anunciada tras una audiencia judicial de cuatro días, la jueza la jueza Kathleen Cardone rechazó este viernes la petición de la defensa para excluir los testimonios grabados a Posada por la periodista Ann Louise Bardach durante una entrevista para el diario The New York Times, realizada en Aruba en 1998.

“Este tribunal ha hallado a Bardach como un testigo de credibilidad en la grabación y manejo de las cintas y no ha encontrado evidencia alguna de manipulación”, señaló Cardone en un documento de 20 páginas.

La inclusión de las polémicas cintas de Bardach como pruebas en el proceso judicial fue el principal tema de la audiencia, que culminó el jueves en la noche luego de largas sesiones de argumentos cruzados entre la fiscalía y la defensa.

Los fiscales insistieron en reforzar la acusación de perjurio con las grabaciones, en las que Posada supuestamente revela su participación como organizador de losatentados con bombas en Cuba. La defensa argumentaba que las cintas no debían ser aceptadas porque no eran originales y habían sido alteradas.

En total fueron consideradas seis mociones, entre ellas, una solicitud de los abogados de Posada para desestimar como evidencia unas 3,000 páginas de documentos enviados por las autoridades cubanas. La defensa argumenta que los materiales fueron presentados tardíamente.

Bardach fue interrogada el lunes ante el tribunal por cinco horas. Las sesiones transcurrieron a puertas cerradas y fueron llamados a testificar dos expertos en grabaciones.

Pero la decisión judicial es considerada por la periodista como un amargo precedente para la profesión. Bardach había rechazado durante los últimos cinco años comparecer ante un tribunal para hablar de las grabaciones.

“Aunque la decisión de la corte [es] de que las cintas reflejan adecuadamente mis entrevistas con el señor Posada y confirman la veracidad de los artículos publicados en The New York Times en 1998, es un fallo preocupante para el periodismo”, comentó Bardach en un texto enviado a CaféFuerte.

Agregó que a pesar de que Posada no era una fuente confidencial, la decisión podría en un futuro disuadir a individuos y fuentes de hablar con los periodistas, y probablemente alentará a reporteros y organizaciones de medios a destruir notas o materiales por temor a que sean usados “por fiscales demasiado holgazanes o temerosos de edificar sus propios casos”. (Vea debajo texto completo de Bardach)

La orden de Cardone es un duro golpe para la defensa. La jueza debe anunciar otras decisiones en los próximos días.

Fue imposible localizar de inmediato a Arturo Hernández, abogado de Posada, para comentar sobre el asunto.

El juicio está fijado para comenzar el próximo 11 de enero. Posada, de 82 años, enfrenta 11 cargos por fraude migratorio, perjurio y obstrucción de la justicia.

Sobre Posada pesa una orden final de deportación y una solicitud de extradición del gobierno de Hugo Chávez para juzgarlo como principal responsable del atentado terrorista a un avión comercial con 73 pasajeros en 1976.

DECLARACION DE ANN LOUISE BARDACH

Yo y The New York Times –con la guía del abogado Tom Julin, de la firma Hunton & Williams- hemos estado luchando contra citaciones del gobierno en el caso de Luis Posada durante cinco años. Lo hemos hecho en defensa de un principio: que los reporteros no deben ser obligados a proveer evidencia en contra de sus fuentes. Tampoco puedo comprender cómo cintas maltratadas de Radio Shack de una década de antigüedad pueden ser usadas como golpe legal contra una antigua fuente. Nunca habría comparecido en corte o entregado ningún material sin orden obligatoria –y me habría sentido muy aliviada si la corte hubiera fallado que las grabaciones de mi entrevista con Posada eran inadmisibles.

Como he escrito en The Washington Post y en mi libro, Without Fidel, el gobierno tuvo cinco décadas de evidencia sobre las actividades paramilitares de Posada –que deberían haber hecho innecesarias el uso de las cintas de un reportero. Además, cinco cajas de archivos y pruebas concernientes a Posada que archivaba la oficina del FBI en Miami fueron destruidas en el verano del 2003, un incidente que nunca fue apropiadamente investigado.

Aunque la decisión de la corte [es] de que las cintas reflejan adecuadamente mis entrevistas con el señor Posada y confirman la veracidad de los artículos publicados en The New York Times en 1998, este es un fallo preocupante para el periodismo. A pesar de que Posada no sea una fuente confidencial, podría en el futuro disuadir a individuos y fuentes de hablar con los periodistas, y probablemente alentará a reporteros y organizaciones de medios a destruir notas o materiales por temor a que sean usados por fiscales demasiado holgazanes o temerosos de edificar sus propios casos.

Es un día muy triste para el Cuarto Poder –ni hablar de para nuestra democracia o la Primera Enmienda- cuando los reporteros y sus materiales son arrastrados a los tribunales.

Ann Louise Bardach
noviembre 19, 2010

 

 

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